Nuevos libros impresos en EE.UU. exploran la otra Cuba
Tom Miller, de Tucson, Arizona, visitó Cuba por primera vez hace 30 años. “Ha regresado a menudo y ha escrito sobre una Cuba que la mayoría no puede ver”, subrayó el diario Arizona Daily Star.
Sus libros incluyen "Trading with the Enemy" y "Revenge of the Saguaro". Su obra más reciente se titula "Cuba, Hot and Cold" (Cuba, calor y frío), editado por la University of Arizona Press.
A Herman Portocarero, escritor nacido en Bélgica y ex diplomático de descendencia española y portuguesa, le gusta decir que su nuevo libro sobre La Habana continúa donde dejan las guías de viaje, refiere Mimi Whitefield, en una extensa nota crítica publicada en The Miami Herald, en la que incorpora fragmentos de una entrevista con el autor.
Parte de memorias, historia parcial y parte de un viaje, "Havana without Makeup" (Habana sin maquillaje) editada por Turtle Point Press, “te llevará a lugares que nunca encontrarás en una guía”, afirma Portocarrero.
Nacido en Toronto, Canadá, el galardonado fotógrafo de viajes Lorne Resnick acaba de entregar al público estadounidense un libro de colección titulado “Cuba: este momento exactamente así”, en el que cada imagen –como reza la conocida frase- dice más que mil palabras.
“Una de las mayores atracciones de Cuba es su impresionante belleza física, la exuberante vegetación de su campo, el caleidoscopio de sus paisajes de calles de colores pastel y la belleza igualmente impresionante de su gente”, afirma Resnick, quien tiene también ciudadanía de EE.UU. y vive desde 1999 en Los Ángeles.
Los autores confiesan que se apasionaron por Cuba. Los tres se declaran conocedores profundos de intimidades que comenzaron por un amor a primera vista, que los hizo volver una y otra vez a la isla, durante más de dos o tres décadas.
Los tres marcan una tendencia viral que contagia a revistas, periódicos y medios digitales, donde raro es el día sin la presencia de alguna nota sobre la vida en la vecina isla caribeña, a pesar de la intención de la actual administración de Donald Trump por revertir la apertura iniciada por su predecesor en diciembre de 2014.
El fragmento de la obra de Miller publicado por Arizona Daily Star cuenta una anécdota personal que se inicia en 1990, cuando el visitante emprende estudios en La Habana para perfeccionarse en el dominio del oboe.
“Tenía la esperanza de mejorar mis mediocres habilidades con el oboe adquiridas durante la escuela secundaria (lo que no consiguió, dice) y francamente, quería mostrarles a los lectores que la música contemporánea en Cuba era mucho más que solo salsa y reggaetón”.
El relato cuenta la decisión del autor –unos años más tarde- de donar su valioso oboe, hecho por la compañía Robert Thibaud en París, al alumno más aventajado de su profesor, quien ahora vive en Matanzas y decide entregarlo –después de su afinamiento por un artesano cubano- a una muchacha estudiante de música, a quien Miller escuchará tocar en la casa de sus familiares, con los que comparte un almuerzo dominical.
Tom Miller nos muestra un lado de Cuba que los turistas rara vez ven, afirma la crítica de Arizona Daily Star, al mostrar el encantamiento que provocan las situaciones que describe, en un ambiente poblado por personas hábiles, cultas, sensibles, a pesar de su humildad.
Portocarrero, diplomático retirado, “tuvo dos encarnaciones distintas en La Habana, recuerda Mimi Whitefield. Fue embajador de Bélgica en Cuba desde abril de 1995 hasta agosto de 1999 y luego regresó en octubre de 2012 para pasar casi cinco años como embajador de la Unión Europea”.
Este no es un libro sobre bebidas de ron, autos clásicos o pasajeros de cruceros guiados a través de la Habana Vieja, confiesa Portocarrero. Por el contrario, es una exploración de una ciudad temperamental, exuberante y sensual llena de contradicciones.
Portocarrero considera a La Habana como "una de las tres grandes ciudades míticas de América Latina", junto con Buenos Aires y Río de Janeiro.”
El autor de “La Habana sin maquillaje” describe a los habaneros como un "pueblo increíblemente talentoso y creativo". Interrogado sobre el delicado momento que atraviesa la distensión entre Estados Unidos y Cuba, expresó su esperanza de “encuentren la manera de llevarse bien. No se puede deshacer la historia, ni la geografía”.
Ya en su nueva condición de escritor afirmó: “Creo que cualquier retroceso en el diálogo es un error. Cuando no estamos de acuerdo, tenemos que hablar más".
Es el enfoque del canadiense Lorne Resnick en las personas lo que hace de “Cuba: este momento exactamente así” un libro tan cautivador, comentó el crítico J.P. Faber en la revista estadounidense Cuba Trade.
"Me atrajeron el misterio, la historia y las posibilidades fotográficas de la isla", dijo Resnick, quien llegó a la isla por primera vez en 1995.
"Mi segundo día allí, fui a un club llamado Palacio de la Salsa en el Hotel Riviera en el Malecón, donde una orquesta cubana de quince músicos de clase mundial tocaba ante una multitud abarrotada de los mejores bailarines del planeta. Quedé hipnotizado. Estaba asombrado. El sudor, el calor, el baile sensualmente glorioso, la música, la electricidad en el aire. Pensé quedarme dos semanas y estuve dos meses. Me enamoré del país.”
Durante las dos décadas siguientes, Resnick continuó regresando y fotografiando la isla,que ha visitado unas 60 veces.
"Quiero crear imágenes que transmitan el júbilo que siento cada segundo cuando estoy en Cuba. Es una sensación como ninguna otra".
Aún cuando los tres autores afirman que pretenden escapar del típico viaje turístico, sus vivencias estimulan una curiosidad mayor por visitar y conocer esa isla-nación asombrosa, situada a solo 90 millas de la Florida.