Castillo de Santo Domingo de Atarés, fortaleza que celebra los 500 de La Habana
Fotos Raúl Abreu
Tras un complejo proceso de restauración, el Castillo de Santo Domingo de Atarés, una de las fortalezas del sistema defensivo de La Habana en el periodo colonial, abrió las puertas al público por vez primera desde la terminación de esa obra en 1767, y como parte de las celebraciones por el medio milenio de la capital cubana.
Allí se inauguró también la exposición permanente El genio de Leonardo, a propósito de los 500 años de la muerte de Da Vinci, resultado de la colaboración entre la Fundación italiana Anthropos y la Oficina del Historiador de La Habana.
Hay que aprender la historia para poder explicarse las cosas, como lo hizo Leonardo, aseveró Eusebio Leal Spengler, historiador de La Habana, durante el acto inaugural.
Para los habaneros, este es un antro de torturas y desapariciones durante el Machadato (1925-1933); el monumento terrible a los ejecutados en 1850 al pie de la columna donde hoy se alza una bandera cubana; triste destino de precursores incomprendidos, anticipados a su tiempo o que vivieron el error transitorio y circunstancial que solo en décadas se podía esclarecer, dijo.
Asistieron a la ceremonia Jorge Cuevas Ramos, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC); las máximas autoridades del PCC y el gobierno en la provincia; Andrea Ferrari, embajador de Italia en Cuba; y Giuseppe Torchia, alcalde de la urbe italiana de Vinci.
Antes del comienzo de las acciones de restauración, fue necesario un estudio histórico y arqueológico debido a las diversas utilidades dadas al sitio, responsables de la transformación de su morfología y su grado avanzado de deterioro.
El embajador italiano resaltó los trabajos del grupo de restauración de la Oficina del Historiador y destacó el esfuerzo conjunto de las dos naciones por la valorización del patrimonio de La Habana.
Torchia donó por su parte una piedra del centro histórico y la enseña de esa ciudad italiana, de la provincia de Florencia, emplazadas en el inmueble.
El Castillo de Santo Domingo de Atarés posee la forma de un hexágono irregular, sin baluartes y coronado en sus vértices por garitas; rodeado por un foso perimetral y edificado a partir de los llamados bloques de cantería.
La recuperación de su fachada formó parte de los trabajos, además de la rehabilitación del puente levadizo de madera que permite el acceso a la fortaleza.
Situado a unos 29 metros sobre el nivel del mar, la edificación, aunque nunca llegó a involucrarse en combates, asumió diversidad de usos como prisión, centro de torturas, sede de la guardia presidencial y unidad militar, entre otros.
Debe su nombre al entonces gobernador de la mayor de las Antillas, el Conde de Ricla, cuyos padres eran los condes de Atarés.
Junto al Centro Histórico de La Habana, fue declarado en 1982 Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, debido a sus valores históricos y arquitectónicos.
Con información de ACN