Un antiguo búnker nazi se transforma en hotel y complejo de ocio en Alemania

20 de Agosto de 2024 9:12am
Redacción Caribbean News Digital
búnker

 

El búnker de St. Pauli en Hamburgo, Alemania, un imponente vestigio de la época nazi, ha sido transformado en un moderno hotel y complejo de ocio. 

Construido durante el régimen de Adolf Hitler utilizando mano de obra forzada, este búnker de 58 metros de altura ha dominado el horizonte de la ciudad durante más de 80 años, pero ahora ha renacido con un nuevo propósito.

El renovado búnker de Hamburgo alberga dos restaurantes, un hotel de cinco pisos de la cadena REVERB by Hard Rock, y un jardín en la azotea con forma de pirámide, donde la vegetación cubre la fachada de concreto. Este espacio verde, inspirado en la famosa High Line de Nueva York, añade un toque de serenidad a la estructura, en contraste con su oscuro pasado.

El hotel REVERB by Hard Rock, con 134 habitaciones, es una adición adecuada a una ciudad con una rica historia musical, ya que Hamburgo es conocida por ser el lugar donde The Beatles comenzaron su carrera en la década de 1960. Las habitaciones varían en precio desde 180 euros para una habitación clásica hasta 269 euros para una suite con vistas panorámicas de la ciudad.

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Construido durante el régimen de Adolf Hitler utilizando mano de obra forzada, este búnker de 58 metros de altura ha dominado el horizonte de la ciudad durante más de 80 años, pero ahora ha renacido con un nuevo propósito.

El barrio de Karoviertel, donde se encuentra el búnker, es un enclave moderno lleno de cafeterías elegantes, tiendas vintage y locales nocturnos como el Knust, un club ubicado en un antiguo matadero. Además, el búnker ofrece una serie de comodidades accesibles al público, como la cafetería Constant Grind y el bar-restaurante Karo & Paul, dirigido por el chef de televisión alemán Frank Rosin.

El desafío de transformar este búnker, uno de los ocho construidos como torres antiaéreas durante la Segunda Guerra Mundial, fue considerable. Con un peso de 76,000 toneladas y paredes de 2.5 metros de espesor, la demolición de la estructura no era una opción viable. En su lugar, el proyecto se centró en añadir vegetación y convertirlo en un símbolo de paz y renovación.

La asociación de vecinos Hilldegarden, que apoyó la transformación, también ha contribuido a preservar la historia del búnker recopilando testimonios de personas que vivieron en él durante la guerra, así como registros de los trabajadores forzados que lo construyeron. Una exposición en la primera planta del búnker ahora relata su historia completa, convirtiendo el lugar en un testimonio vivo de un pasado complejo y un futuro esperanzador.

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