¿Business o Vuelo Privado?
Por Juan Barjau, experto en comercialización y distribución turística.
Estamos de enhorabuena, el Ómicron y sus allegados ocupan por fin menos espacio en los medios de comunicación. Con una demanda desatada para la próxima Semana Santa, marcada en el calendario como el despertar de una nueva era, “turísticamente hablando”, reflexionaba sobre otra de las sorpresas, menos conocida, que nos ha dejado la pandemia: el auge de los vuelos privados.
En el quehacer diario de un turoperador o de una agencia de viajes especializados en viajes corporativos o en el segmento MICE (Meetings, Incentives, Conventions and Events) es habitual encontrarnos itinerarios programados en business, primera o incluso en vuelos privados, charteados para un viaje más personalizado y exclusivo.
Podríamos afirmar que la aviación ejecutiva, aunque para muchos un universo desconocido, ya estaba asentada entre los viajes de empresa y que la pandemia no ha hecho nada más que acelerar y reforzar su posición, llevándola a cuotas desconocidas hasta la fecha, ¿Por qué? Analicemos algunas claves que nos puedan aportar luz.
Leía en la guía de aviones privados de uno de los brokers aéreos decanos en la materia, Europair, que fletar un avión privado había dejado de ser un capricho para convertirse en una solución adecuada para aquellos clientes que vuelan frecuentemente en clases business o a destinos con escasa cobertura en vuelo regular.
Si además tenemos en cuenta que durante la pandemia las compañías aéreas redujeron sus operaciones y que ciertos clientes, preocupados por el distanciamiento social, encontraron en los vuelos privados una buena alternativa para viajar de una forma más segura y personalizada, tendremos algunas respuestas a la buena salud de la que goza la aviación ejecutiva.
Sin embargo, estas mismas sensaciones no las observamos desde una perspectiva vacacional y es que no es fácil encontrar vuelos privados en las programaciones de los turoperadores especialistas en destinos vacacionales. Esta afirmación nos podría llevar a cuestionarnos si es posible programar un circuito a Egipto, una escapada a Jordania o un viaje a Maldivas en un vuelo privado y la respuesta es un sí rotundo.
Hay cientos de modelos de aviones privados, lo que nos permite realizar rutas domésticas, europeas o transcontinentales. Podríamos elegir un “Supermid Jets” - como el Embraer Legacy 600 - con niveles máximos de confort, de alcance medio-largo e ideal para grupos de hasta 14 pasajeros o decantarnos por aviones comerciales en configuración VIP - como el A340-300 VIP - para vuelos transcontinentales e ideales para acomodar a grupos desde 20 a 100 pasajeros.
Es evidente que el producto no está al alcance de todos los bolsillos y este es un aspecto relevante para dirigirlo al cliente adecuado. Sin embargo, la oportunidad de combinar vuelos privados y destinos vacaciones es un reto suficientemente motivador y apasionante como para embarcarse en tal aventura.