¿Es posible cambiar el modelo turístico de nuestro país?
Juan Barjau, experto en comercialización y distribución turística
Observando cómo están los aeropuertos de España y la llegada de turistas internacionales que estamos registrando en el mes de junio, nos debatimos entre lanzar las campanas al vuelo y el tembleque de piernas ante lo que se avecina.
Era previsible que tras dos años prácticamente sin ocio ni movilidad el personal se lanzara a viajar como si tuviéramos el fin de la existencia a la vuelta de la esquina. Para los profesionales que trabajamos en esta industria turística tan azotada por las penurias es motivo de alegría y alborozo. Sin embargo, hay flotando en el ambiente una especie de runrún que nos tiene un tanto intranquilos, será por la condición inconformista inherente al ser humano o porque nos gusta quejarnos, haya o no razones para ello. ¿Hay motivos para la preocupación?
Ejercicios de reflexión interior aparte, uno se pregunta si podemos asumir la demanda que los analistas nos dicen que está por llegar y si continuar apostando por el volumen es el camino a seguir. La dicotomía de cantidad vs calidad nos persigue sin remedio y poner el cascabel al gato no es tarea baladí.
¿Cómo cambiamos un modelo de éxito?
El primer objetivo de una empresa más allá de su razón de ser, sus valores o su misión en la sociedad, es conseguir que su negocio sea rentable y su cuenta de resultados positiva. Es decir, ganar dinero. Soy consciente que una formulación de esta naturaleza, sin filtros ni cortapisas, no será probablemente la primera enseñanza que se traslade en una escuela de negocios, pero para la economía más mundana y de andar por casa es así y tampoco hay porque avergonzarse por ello.
En el sector turístico el modelo que mayoritariamente ha funcionado para tales menesteres ha sido la apuesta por el volumen, aunque fuera a costa de sacrificar la rentabilidad. Un modelo de grandes volúmenes y poco margen comercial, cuanto más bajaba el margen más debía subir el volumen. En esta espiral nos hemos entretenido desde el conocido “boom turístico”, allá por los años 60. Acudiendo al refranero español podríamos concluir que, de aquellos polvos, estos lodos.
Convencer a un empresario turístico “de éxito” que su modelo ya no es viable no es tarea fácil, primero porque le sigue funcionando y en segundo lugar porque sigue ganando dinero. No obstante, hay que persistir porque el modelo es insostenible en el tiempo, quizás no lo sea para su economía, pero lo será para los destinos o el propio planeta, que nos lo acabaremos cargando.
¿Qué está pasando en Mallorca al borde de la saturación en junio?
Hace unos días Tripadvisor actualizaba su relación de destinos de moda del mundo, basado en las consultas y preferencias de sus usuarios. En primer lugar, encontramos al destino de Mallorca y no es de extrañar, en los 14 años que llevo residiendo en la Isla no recordaba un mes de junio con una ocupación hotelera tan alta. Hecho que ha llevado a muchos hoteles a cerrar ventas. Si nos lo dicen hace unos meses no nos lo hubiéramos creído.
El grupo TUI anunciaba recientemente que confía operar 27 vuelos diarios a Mallorca, en el nuevo Boeing 737-800 de su compañía, Tui Fly. Esto nos deja un promedio de más de 5.000 turistas diarios solo de este operador, que espera alcanzar la cifra de un millón de clientes durante esta temporada.
La economía de Mallorca vive del turismo y hay seguir apostando por ello. Sin embargo, debemos esforzarnos por atraer un turismo de más calidad. Hay cadenas hoteleras, también en la ciudad de Palma, que trabajan en esa dirección. Son varios los establecimientos de nueva creación, de cuatro estrellas superior y cinco estrellas, concebidos para un turismo diferente y complementario al modelo más tradicional.
Pensemos en positivo, hay motivos para la esperanza.