Starship 33: cohetes explosivos y desvío de vuelos
por Gabriela Sánchez
El cohete más potente y grande de la historia despegó este jueves desde la base Starbase, en Boca Chica, Texas, dispuesto a atravesar el éter en busca de una captura exitosa del propulsor de la nave Super Heavy, en una misión de Elon Musk en sus intentos por “colonizar” Marte. No es el primer vuelo de este tipo, sino el séptimo, lo distinto de este fue una explosión en pleno ascenso en la etapa superior.
De hecho, la maniobra permitió atrapar correctamente al propulsor. Sin embargo, motivó el desvío de 2 vuelos en el Caribe y la espera de otros 4 para poder aterrizar, que tenían como destino República Dominicana.
Por otro lado, los restos cayeron en varias islas, sobre todo en República Dominicana. El Starship cuenta con una altura de 120 metros y una capacidad de carga sin precedentes, diseñado para misiones a Marte, vuelos comerciales y el despliegue masivo de satélites.
El revés: pérdida de la nave Starship
Apenas 8 minutos después del lanzamiento, SpaceX perdió la comunicación con la nave Starship, la cual sufrió un "desmontaje rápido e imprevisto" causado por un incendio en la sección de popa.
Sobre los motivos de la explosión, Elon Musk, fundador de SpaceX, explicó que fue una fuga de oxígeno/combustible en la cavidad sobre el cortafuegos del motor, la cual generó una presión que el sistema no pudo manejar. Esto derivó en la pérdida de los satélites ficticios que Starship debía desplegar.
Aunque los 6 vuelos anteriores no fueron perfectos, SpaceX se había considerado un sistema bastante confiable en sus misiones. Tras este contratiempo, la compañía ha pedido aumentar a 25 el número máximo permitido de lanzamientos de naves estelares al año desde Starbase, con vistas a perfeccionar su funcionamiento.
De hecho, SpaceX anunció una colaboración con la Administración Federal de Aviación (FAA) en aras de identificar la raíz del problema y aplicar correcciones antes del próximo lanzamiento que según Musk, no esperará más de un mes.