Bariloche: reconocida ciudad chocolatera

16 de Febrero de 2012 10:55pm
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Protagonista de una historia que se remonta a culturas que se desarrollaron en México y sus alrededores hace más de dos mil años, luego de varios procesos y transformaciones el chocolate logró posicionarse en la ciudad argentina de Bariloche, provincia de Río Negro, como uno de los productos turísticos más importantes de la denominada Capital de los Lagos patagónicos.

Culturalmente instalado en esa urbe desde mediados del siglo XX, el chocolate, y todos sus derivados, se ubica como uno de los más destacados embajadores de Bariloche a nivel mundial, junto a la nieve, lagos y montañas cordilleranas. Un sabor gourmet, que en tierras sureñas de la Argentina se conjuga con corderos asados, truchas, salmones, fondues y ahumados.

Todo turista que pasa por el centro comercial de Bariloche o, incluso, por la base del cerro Catedral -uno de los centros de esquí más importantes de Sudamérica- ha degustado algunas de las miles de variedades y sabores de chocolates que los locales ofrecen de manera gratuita. Y es que solamente en esta ciudad sureña se producen 1.200 toneladas al año por un valor que ronda los 30 millones de pesos.

Tanto el oleaje de inmigrantes europeos especializados en este tipo de recetas como la necesidad de calmar el frío con abundantes calorías, hicieron que Bariloche, a orillas del lago Nahuel Huapi, desarrollara al menos tres fábricas elaboradoras de materia prima y otras veintena de emprendimientos que adquieren chocolates de reconocidas marcas para elaborar sus propias especialidades.

La calidad fue la gran conquista. El chocolate en rama es uno de los protagonistas y figura entre los más solicitados por el turismo. En tanto, hay variedades como marroc, mousse o al estilo suizo, y rellenos con cerezas, almendras, cereales, menta, licores o dulce de leche. En cuanto a las formas hay barras o llamativas formas, entre ositos, conejos, autos, celulares y los clásicos huevos de pascua.

Los orígenes de una exquisitez

Según cuenta la leyenda, el cacao fue robado por el Dios del Viento para salvar al pueblo azteca del hambre. Más conocido entonces como Kakawa o el “alimento de los dioses”, las semillas de este árbol -que sólo crece en las regiones cercanas a la línea del Ecuador- dieron lugar a una bebida espumosa y embriagadora que los aborígenes mezclaban con miel, pimienta y otras esencias.

Así comienza la historia sobre los orígenes, usos y transformaciones que las diferentes culturas desarrollaron entorno al cacao y que de manera interactiva se revela en el Museo del Chocolate, situado a unas pocas cuadras del centro comercial de Bariloche, en lo que fue la planta de uno de los pioneros del chocolate en la ciudad y hoy pertenece a la firma Havanna, reconocida mundialmente por sus alfajores.

Para comenzar el itinerario, un aroma intenso penetra en las narices de los recién llegados. En el ingreso al museo temático una pequeña degustación de chocolate caliente y un bocadito que alcanza para conquistar los más exigentes paladares. En adelante, se conoce el descubrimiento del fruto del cacao, las prohibiciones que mantuvo la Iglesia por considerarlo un pecado y la refinación obtenida en Europa para mucho tiempo después llegar a Bariloche y convertirse en una marca registrada.

Entre los datos más curiosos del museo, que resguarda milenarios utensilios, jarros, porcelanas antiguas y marquillas que resultaron emblemáticas como Toddy, Nestlé o Cadbury, se descubre que el primer conquistador español que accedió a los secretos de este fruto espirituoso fue Hernán Cortés, quien en 1519 describió al chocolate como “la bebida divina que aumenta la resistencia y disminuye la fatiga”.

Impulsores en Bariloche

Aldo Fenoglio fue uno de los pioneros del chocolate barilochense al llegar a la Capital de los Lagos patagónicos en 1947 junto a su familia desde Italia. Con el oficio ya adquirido del otro lado del Continente, instaló la primera fábrica en la ciudad de Tronador, la cual después pasó a llevar su propio apellido.

A la lista de impulsores se suma Benito Secco, otro italiano chocolatero que, con ansias de forjar un futuro mejor, dio inicio a la fábrica Del Turista, la cual continúa vigente en estos días con amplios locales céntricos y uno de los pocos que mantiene la elaboración propia de la materia prima, al igual que Fenoglio y Rapa Nui.  

Diego Fenoglio -hijo de Aldo- fue el creador Rapa Nui hace poco más de 10 años. Consultado sobre los comienzos de su padre, expresó -en diálogo con los medios locales- que "a partir del comienzo de la década del 60 se inició el boom; la gente ya venía a Bariloche sabiendo que acá había chocolate. Los turistas sentían como una obligación de llevar chocolate de regreso a casa”.

La fábrica actual de Rapa Nui está debajo del local y confitería, en pleno centro de Bariloche, con el mismo estilo de tradición italiana que la histórica Fenoglio y las recetas familiares que pasaron de una generación a otra, con algunos cambios en la elaboración. Y es que las demandas se asemejan cada vez más a los gustos internacionales con la mitad de azúcar de lo que se consumía antes en la Argentina.

En la antigua Fenoglio, que fue vendida a Havanna hace algunos años, empezó a elaborarse la cobertura de los clásicos alfajores pero mantiene el mismo nombre comercial. También fabrican todos los chocolates para los más de 200 locales y franquicias en todo el país, más lo que se exporta a países como Chile y Brasil. Desde el mismo Museo las grandes vitrinas exhiben algunas de sus maquinarias.

Otra sofisticada industria es Mamuschka, donde funciona una cafetería y se comercializa repostería propia, chocolates y bombones, además de las célebres muñecas rusas denominadas “Matrioskas”. Anualmente, la fábrica produce 150 toneladas de chocolate. Pioneros con el producto en el cerro Catedral, también comercializan en Mendoza y Córdoba.

Entre los clásicos chocolates de Bariloche y la región patagónica se encuentra Abuela Goye, creada por una familia de inmigrantes suizos que llegaron a finales del siglo XIX. Fundadores de lo que hoy se conoce como Colonia Suiza, a unos 25 kilómetros de la ciudad, recibieron la influencia de otros reposteros y desde hace más de 30 años elaboran, además de chocolates, dulces, licores y helados.

Finalmente, con más de 50 años de trayectoria se encuentra La Mexicana de Bariloche, una empresa creada por “Oma Ritter”, una austríaca que combina recetas centroamericanas luego de su paso por México. Elabora chocolates con métodos totalmente artesanales y dulces caseros de frutas silvestres y cultivadas.

Agenda chocolatera

Una de las fechas clave en el circuito barilochense, es la Fiesta del Chocolate que se realiza desde 1969 en homenaje a este derivado del fruto del cacao. Se celebra en el marco de la Fiesta Nacional de la Nieve, en plena temporada invernal.

Entre las actividades clásicas, se incluyen degustaciones; una carrera de chocolateros, reposteros y pasteleros por calle Mitre; la presentación de la fondue de chocolate más grande del mundo para cinco mil comensales; el concurso de esculturas y el de tortas artesanales.

Cómo llegar

Luego de la caída de cenizas volcánicas que afectó los vuelos de la región durante casi cinco meses, Bariloche cuenta con cinco vuelos diarios desde Buenos Aires a partir de febrero. El costo ronda los U$S 300 ida y vuelta.

En ómnibus hay varias empresas y las tarifas rondan los U$S 150 sólo ida, y en auto existen dos opciones: por Ruta Nacional 22 a través de Zapala; o por Piedra del Águila desde Neuquén, para luego tomar la Ruta 237 que pasa por Alicura. La distancia a Buenos Aires es de 1.640 kilómetros.

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