Enfermedad Venosa y Pulmonar del Viajero (Tromboembolismo)
El síndrome del viajero de la clase económica de los aviones es una enfermedad que ocurre en aquellas personas que permanecen mucho tiempo en la misma posición, por contar con poco espacio para mover sus piernas, ya sea en vuelos de muchas horas o en desplazamientos en automóvil de larga duración.
Se caracteriza porque afecta las venas de las extremidades inferiores (tromboflebitis o sea inflamación y formación de un coágulo o trombo) que puede complicarse con infarto del pulmón, cuando el coágulo se desprende y va hasta el pulmón donde causa la muerte de un segmento (infarto pulmonar).
Entre los síntomas de la flebitis están dolor, hinchazón y calor de la pantorrilla, así como dificultad respiratoria si ha ocurrido un infarto pulmonar. En esos casos consulte a un médico sin demora.
Aunque la enfermedad comenzó a observarse durante la Segunda Guerra Mundial en londinenses que pasaban muchas horas sentados durante los bombardeos nazis, solamente vino a asociarse con vuelos o viajes en 1954 y de una manera más concreta hacia 1977.
Según algunos autores de Nueva Zelanda, Australia, Italia, Alemania y España que recientemente han publicado estudios acerca de la enfermedad, han encontrado que quienes tienen mayor probabilidad de desarrollar la misma, son aquellas personas que caen en uno de los grupos considerados de “alto riesgo” que aparece a continuación
Tromboembolismo venoso. Factores de riesgo
-Genéticos
Trombofilia hereditaria.
Deficiencia de Antitrombina III
Deficiencia de Proteína C
Deficiencia de Proteína S.
Mutaciones de los genes de Factor V (Leiden)
Protrombina (A20210G)
Hiperhomocisteinemia
-Ambientales o no genéticos
Cáncer
Cirugía reciente (pelvis, extremidades inferiores)
Embarazo
Puerperio
Anticonceptivos orales
Obesidad
Historia de Tromboembolismo venoso
Trauma de la extremidades inferiores
Edad avanzada
Enfermedades autoinmunes
Síndrome antifosfolípido idiopático
Lupus Eritematoso Sistémico
La probabilidad de desarrollar tromboflebitis en conexión con un viaje prolongado es proporcional con la duración del vuelo. Se plantea que en los viajes de más de 4 horas de duración parece que marcan el límite y de allí en adelante el riesgo se incrementa.
Por ello, si tiene programado un viaje prolongado, aéreo o posiblemente por tierra, o si un familiar tiene tales planes al respecto, es aconsejable consultar al médico quien evaluará el riesgo y recomendará simples medidas generales o recomendaciones más especiales como uso de anticoagulantes.
A partir de lo planteado anteriormente, todo viajero debería poner en práctica las medidas generales que se mencionan a continuación:
-Revisar factores de riesgo y si existen investigar
-Beber un vaso grande de agua cada dos horas
-Evitar la deshidratación no bebiendo alcohol o cafeína
-Usar medias elásticas compresivas durante el viaje
-Solicitar un sitio con el más amplio espacio o silla del corredor
-Caminar cada hora
-Emplear ropas amplias y cómodas (que no aprieten)
-No fumar
-Ejercitar los músculos de la pantorrilla y separar los dedos y subirlos y bajarlos de tiempo en tiempo
-Considerar uso de aspirina y de acuerdo con el caso antitrombóticos tipo clopidogrel, heparinas de bajo peso molecular, etc.
-No cruzar las piernas y evitar en lo posible la compresión de las pantorrillas contra la silla o maletín, etc.
En los viajes terrestres es aconsejable parar de tiempo en tiempo y “estirar” las piernas, evitando el estar apretado y con las piernas en posición forzada. Igualmente son aplicables las otras medidas como evitar la deshidratación lo cual incluye no beber alcohol y cafeína e hidratarse tomando agua cada dos horas.
Si bien la tromboflebitis del viajero es infrecuente, también resulta potencialmente fatal, y por ello deben tomarse medidas y consultar si hay sospecha de riesgo, antes, o de haberla desarrollado luego del viaje.