España: Auge del “low cost” podría fomentar la precariedad y afectar la innovación

17 de Agosto de 2009 4:34pm
godking
España: Auge del “low cost” podría fomentar la precariedad y afectar la innovación

España. La explosión de productos y servicios de bajo coste, importados primeramente por las aerolíneas de vuelos baratos, ha democratizado el consumo en este país, pero tiene un precio y los sindicatos alertan de que fomenta la precariedad y, en algunos casos, merma la innovación.

¿Qué hacen las compañías para conseguir ofrecer esos bajos precios sin arruinarse? ¿A costa de qué es posible este fenómeno, una explosión de productos y servicios a precios de derribo que han democratizado el consumo? En un momento en que no se deja de manosear la llamada "economía de valor añadido", ¿entra en contradicción el reinado del bajo coste?

"En cierto modo podría haber una contradicción con el discurso que defiende el valor añadido, porque es difícil encontrar tecnología nueva en este tipo de productos, pero no creo que conduzca a la baja calidad. Es imposible en servicios regulados como la seguridad de las líneas aéreas, que es obligatoria, o algunos productos de alimentación: la leche pasteurizada tendrá que ser pasteurizada", razona José García Montalvo, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Pompeu Fabra (UPF).

Los críticos del modelo ponen sobre la mesa la precariedad laboral y la merma a la innovación como consecuencia del reinado de este tipo de empresas frente a las compañías tradicionales. Pero las compañías de bajo coste y algunos expertos defienden la eficiencia de sus sistemas de trabajo, sus buenos acuerdos con los proveedores y el sobreprecio que sus competidores hasta ahora cobraban a sus clientes.

Aerolíneas

En España el concepto low cost lo importaron las compañías de vuelos baratos. Para los consumidores son una fiesta -casi el 40% de los pasajeros en España utilizan este tipo de aerolíneas-, pero muchos de sus trabajadores echan chispas.

Manuel Sánchez Rollón, secretario de Acción Sindical del Sector Aéreo de Comisiones Obreras, asegura que las "diferencias salariales son abismales" entre las aerolíneas low cost y el resto, sobre todo en su personal de tierra (handling) subcontratado o no.

Ahora, los sindicatos se las están viendo con Easyjet, con la que llevan dos años para mejorar las condiciones del convenio colectivo de sus empleados. "Estas son las diferencias: un operario de Easyjet con dos años de antigüedad cobra 15.400 euros anuales, uno de Flightcare 16.166 y otro de Acciona 17.138", apunta.

Easyjet, la aludida, defiende que su modelo de negocio no se cimienta en las condiciones de sus empleados, sino en las facilidades de Internet y en su tipo de trayectos cortos, con lo que toda su tripulación (pilotos, azafatas...) y sus aviones duermen en su casa, y se ahorran un dineral en dietas, jornada laboral y gastos de alojamiento.

La cuestión es si es suficiente para poder ofrecer miles de plazas de avión a cero euros (aunque luego haya múltiples recargos), como hace Ryanair.

No hay un solo euro de ahorro en seguridad, cuyas exigencias son iguales para todas las aerolíneas. La aerolínea irlandesa, líder en el reino del bajo coste, también descubrió que se ahorraba cientos de miles de euros al eliminar algo tan accesorio como el reposacabeza de velcro y optar por tapicería de cuero para los asientos, más fáciles de limpiar, pero las condiciones laborales de su personal también despiertan recelos.

"Tenemos la flota de aviones más nueva de Europa y los sueldos de nuestros trabajadores cobran por encima de la media, pero pueden ir a dormir a sus casas", explica la compañía, que siempre defiende también su puntualidad.

La aerolínea vuela además a aeropuertos secundarios y cuenta con el apoyo de las Administraciones, bajo la forma de acuerdos de marketing. El Gobierno catalán, por ejemplo, ha garantizado más de 14 millones en ayudas para el periodo 2009-2011. "Son subvenciones escondidas en contratos de publicidad; no están jugando en igualdad de condiciones", se queja Eduardo Gavilán, de la junta del Colegio Oficial de Pilotos de Aviación Comercial (COAP).

Esta entidad también ha pedido al Ministerio de Trabajo y a la Agencia Tributaria que investigue la situación fiscal de varias low cost extranjeras, con bases fijas en España, a las que acusan de no pagar las cuotas a la Seguridad Social en España, lo que supone "un importante ahorro de costes que va en detrimento" de las compañías españolas que sí cumplen con las obligaciones fiscales.

La calidad del servicio también ha despertado inquietud en las organizaciones de consumidores. Rubén Sánchez, de Facua, apunta que "los abusos a los consumidores se producen en todo tipo de aerolíneas, aunque algunas compañías como Ryanair son ejemplo de cómo hacer las cosas mal. Y las autoridades lo permiten con su dejación".

Marcas blancas

La cultura de lo barato, incluso de lo gratis, ha puesto en apuros a múltiples sectores. En alimentación, el equivalente a los vuelos baratos son las marcas de los distribuidores -las marcas blancas, porque originariamente eran así-. Este sector, que ya supone el 30% de las ventas de los súper, también plantea sombras. Las compañías de primeras marcas tradicionales han lanzado una campaña para defender su valor añadido y sus esfuerzos en investigación.

Hasta Bruselas se ha visto obligada a actuar en la polémica. Un grupo de trabajo de alto nivel de la Comisión Europa ha recomendado realizar un estudio sobre "el efecto de las marcas de distribución en la competitividad de la industria agroalimentaria, en particular en las pequeñas y medianas empresas, y examinar las maneras de reducir, si es necesario, los desequilibrios de poder en la cadena de suministro".

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