La mitad del mundo está en Ecuador
Te has preguntado alguna vez por qué Ecuador posee el orgullo de compartir el nombre con aquella línea imaginaria que divide nuestro planeta entre el hemisferio norte y el hemisferio sur, y representa el círculo máximo perpendicular al eje de rotación de la Tierra. La respuesta es simple, y la encontramos en el origen de la palabra Ecuador, la cual proviene del latín aqeuator (igualador).
Así, esta ‘línea del Ecuador’ posee una latitud de 00 0’ 0’’ - de manera que a partir de ella se establece la latitud en cada punto distinto de la superficie terrestre – y una extensión de 40.075 kilómetros, y atraviese distintos puntos de la geografía ecuatoriana como la Isla Isabela, la ciudad de Quito o la Ciudad Mitad del Mundo – a escasos 13 kilómetros de la capital, también en la Provincia de Pichincha.
Este último lugar, la Ciudad Mitad del Mundo, es especialmente relevante si hablamos de la línea del Ecuador, puesto que allí está ubicado un monumento a la ‘Mitad del Mundo’, el cual rinde homenaje a la citada línea ecuatorial, y es uno de los principales atractivos turísticos de la región – está declarado Patrimonio Cultural del Ecuador –. Se trata, de hecho, de los pocos lugares en los que puedes tener una parte del cuerpo en el hemisferio norte y otra en el hemisferio sur, o equilibrar un huevo en un clavo sin tener que sujetarlo.
Sobre este destino turístico nos explicó en profundidad Jorge Eduardo Carrera, Gerente general en Empresa Pública de Turismo Ciudad Mitad del Mundo: “La Misión Geodésica Francesa partió en el siglo XVII para ir desarrollando y definiendo el lugar en el que se encontraba la mitad del mundo, y llegó a este punto. Fue definido como el centro de la Tierra, por donde se separa el hemisferio norte y el sur. Para la época que era, se equivocaron muy poco”, explicaba Carrera.
Curiosamente, desde el propio monumento se puede vislumbrar una suerte de vara, que está colocada en el lugar en el que el pueblo indígena Titucara situó el centro del mundo, más o menos en el siglo XIV. “Sin instrumentos fueron capaces de definir el punto exacto, y hoy en día, con todos los elementos que tenemos, sabemos que en esa vara está el centro del mundo”, añadía el gerente.
Pero no solo es un lugar para pasear y para descubrir este monumento, sino que también se ofrece información histórica acerca de la llegada de la Misión Geodésica Francesa – en el Pabellón de Francia –, y el espacio acoge diversos museos, como el Museo del Cacao o el Museo de la Cerveza Artesanal, y hasta un planetario con realidad virtual. Además, dentro del propio monumento se puede profundizar acerca de la cultura indígena ecuatoriana.
También nos especificaba el Gerente general en Empresa Pública de Turismo Ciudad Mitad del Mundo que el edificio que en su momento fue construido para albergar la sede de UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas), si bien ahora se encuentra en desuso, “está edificado con una arquitectura impresionante y tiene unas instalaciones excelentes, por lo que esperamos que el año que viene esté de nuevo operativo”.
También nos acompañó en el recorrido por la Ciudad Mitad del Mundo la embajadora de Bolivia en Ecuador, Secundina Flores Solamayo, quien nos narraba las similitudes entre estos dos países, y nos explicaba que son muchos los bolivianos que se acercan a conocer este emblemático destino ecuatoriano. “Estoy realmente feliz de poder mostrar la Ciudad Mitad del Mundo, con su gastronomía, su artesanía y sus gentes”, resaltaba Flores.
Gastronomía “miteña”
¿A qué sabe la cocina de la mitad del mundo? La gastronomía local, como en todo Ecuador, es otro de los puntos fuertes de la visita, que se pone de manifiesto a través de varios restaurantes ubicados en los alrededores del monumento, como el Restaurante Los Herradores o el Restaurante Yaraví. Especialmente curioso es el Restaurante Calima, cuya decoración está conformada por antigüedades como bocinas, maquinas de coser, cámaras Polaroid, y hasta una gramola, y en el que se pueden degustar elaboraciones tradicionales como el aguado de pollo – una sopa de arroz con pollo y verduras –, el choclo con queso, las empanadas caseras, o el popular ‘llapingacho’ – una tortillas de papa con lomo con lomo o fritada, chorizo, huevo frito, aguacate y ensalada.
Pero nos tenemos que retrotraer varios siglos atrás para conocer verdaderamente los orígenes de la despensa propia de la zona. En el Museo de la Cerveza Artesanal, cuya historia se remonta al 1566, nos explican que fue Jodoco Ricke, un fraile de origen belga, quien dejó su huella en Quito al introducir la elaboración de la cerveza por aquel entonces. En su interior, encontramos todos los tipos de cervezas producidas a partir de ese momento, además de la explicación de la historia de la cerveza en el país, y probamos la cerveza artesanal ‘Mitad del Mundo’, que se elabora exclusivamente allí: una Irish Red Ale con terminaciones dulces y con cierto retrogusto al caramelo toffee.
De igual manera, merece la pena descubrir la historia del cacao en el país, y qué mejor sitio que hacerlo que en el Museo del Cacao presente en la Ciudad Mitad del Mundo. Allí nos topamos con Francisco Valdés, arqueólogo y antropólogo, gran conocedor de la historia del cacao.
“Siempre se pensó que el cacao era mesoamericano (en la zona comprendida entre México, Guatemala, Nicaragua), los olmecas eran los gestores del cacao, pero resulta que en la Amazonía teníamos cacao dos mil años antes. En esta zona ecuatoriana correspondiente a la provincia Zamora Chinchipe se da el proceso de la domesticación del cacao. Los genetistas demostraron que ahí no solo se estaba utilizando cacao silvestre, sino que ya se está manipulando, llegaron a producir el cacao cuando querían", nos argumentaba. Sobre la fase de producción del chocolate, explicaba que “hay que dejar secar la pepa, tostarla y molerla para obtener la manteca de cacao, que es el chocolate propiamente dicho”.
Al igual que en el Museo de la Cerveza, hubo la oportunidad de realizar una cata de algunos de los productos de la región, elaborados a partir de cacao. Es el caso del chocolate ‘Kamm’, la primera marca de chocolate ecuatoriano sin azúcar, sin gluten y sin leche, que utiliza cacao de la comunidad Chachi, y ha recibido múltiples galardones. Nos sorprenden, también, con otros productos muy particulares, como una miel de cacao o una salsa ‘cacao BBQ’.