Pompeya establece límite de visitantes para proteger su patrimonio
En respuesta a un aumento sin precedentes en el número de turistas, el Parque Arqueológico de Pompeya ha establecido un límite de 20,000 visitantes diarios, que comenzará a regir el 15 de noviembre de 2024. Esta medida busca proteger el icónico sitio romano y abordar los problemas causados por el exceso de turismo, que solo en el verano de este año atrajo a 4 millones de personas. Las autoridades del parque consideran esta decisión como esencial para preservar las ruinas delicadas y mejorar la experiencia de los visitantes.
El nuevo límite forma parte de un plan de conservación y manejo del turismo en Italia, un país donde el patrimonio cultural desempeña un papel fundamental en la economía. El parque pretende reducir el desgaste de las estructuras frágiles causado por el tráfico peatonal excesivo, mientras se asegura una visita más controlada y placentera para los turistas. Este enfoque refleja una tendencia en toda Europa hacia la protección de sitios históricos mediante restricciones de acceso.
Pompeya, que ha fascinado a visitantes de todo el mundo desde su preservación tras la erupción del Vesubio en el 79 d.C., enfrenta un desgaste significativo debido al creciente número de turistas. Aunque el turismo es económicamente beneficioso, la presión sobre las estructuras antiguas y los frescos vulnerables ha generado preocupación entre los conservacionistas. Con esta medida, el parque busca equilibrar los ingresos económicos con la conservación a largo plazo.
Además del límite de visitantes, el parque ha implementado boletos personalizados y servicios de transporte para reducir la congestión en las áreas más concurridas. A través del proyecto "Gran Pompeya", se ofrecen traslados gratuitos a sitios históricos cercanos como Stabia y Boscoreale, promoviendo una experiencia turística más diversificada en la región y aliviando la presión sobre Pompeya.
El caso de Pompeya refleja un cambio hacia el turismo sostenible en destinos populares de Europa. Estas restricciones, que priorizan la preservación sobre el acceso irrestricto, podrían servir de modelo global para proteger el patrimonio cultural, mejorando la experiencia turística y promoviendo un turismo más consciente y responsable.