Fitur, nuestro reflejo frente al espejo
Por Juan Barjau
Superada la resaca de la última edición de Fitur, 44 nada menos, con más 250.00 asistentes, un incremento de un 14 por ciento sobre el año anterior y con una alegría generalizada en el sector, es momento de aterrizar ideas y propósitos con la calma necesaria.
El mes de enero, tan propenso para establecer objetivos personales como: adelgazar, apuntarnos al gimnasio o llevar un vida más sana… y que no siempre llegan a buen puerto, es ideal también para definir objetivos y proyectos profesionales.
Si la edición de Fitur coincide, como en los últimos años, con el final del primer mes del año, estamos ante el escenario perfecto para añadir todos los ingredientes a la coctelera y observar los resultados a la hora de nuestra exposición.
Recuerdo en tiempos pretéritos cuando se firmaban los contratos en la misma Feria. Delegaciones comerciales llegadas de los países más remotos acudían prestos a firmar acuerdos estratégicos que garantizarían una buena cosecha para todos. Claro está, que aquello ocurría en tiempos de Maricastaña, cuando no existían ni la firma digital DocuSign, ni las videoconferencias -regalo envenado de la nueva era-. Hoy en día, en una sociedad hiperconectada, todo está digitalizado y no precisamos tanto la interacción “face to face”, que dirían los más pudientes, para cerrar un acuerdo comercial.
¿Qué nos queda entonces? ¿Qué podemos esperar de la feria turística más importante de nuestro País y todo un referente internacional?
Espejito, espejito ¿quién es la más bella?
Me considero un defensor a ultranza de la construcción de relaciones comerciales sólidas y duraderas a través de la interacción personal. Nos permite conocer mejor a nuestros proveedores y clientes, pudiendo trasladar, al mismo tiempo, confianza y credibilidad en nuestro proyecto, si actuamos con transparencia y honestidad.
Fitur es el momento ideal para potenciar y consolidar estos vínculos profesionales. Trabajar las relaciones públicas o el “networking” que dirían los pudientes antes referidos.
Imaginemos Fitur como un escaparate único, que lo es, un gran espejo donde nos vemos reflejados, nosotros mismos y las empresas que representamos. Si al mirarnos percibimos una marca personal fuerte y un proyecto profesional solvente, estaremos en el buen camino.
Si eres un buen observador y analizas con detalle cómo se reflejan en el espejo cada una de las empresas y organismos que acuden a Fitur (qué sensaciones trasmiten) obtendrás una información muy valiosa. No la menosprecies y trátala con cariño.
¿Qué nos deparará el futuro?
El primer mes del año también es el termómetro que mide la temperatura de la oferta y la demanda, permitiéndonos realizar una proyección a futuro, tan incierto e imprevisible como siempre pero, visto lo visto, parece que pinta bien.
Los turoperadores, agencias de viajes, organismos oficiales, compañías aéreas y de transporte ferroviario, receptivos y DMC con los que he tenido ocasión de mantener reuniones, así lo han atestiguado.
Si nada se tuerce, 2024 tiene visos de ser un buen año, tanto para España como destino, como para el mercado emisor nacional. Un buena prueba de esto último son todas las operaciones chárter especiales anunciadas en la feria a bombo y platillo.
He contemplado en el espejo mucho optimismo y ganas de hacer cosas. No olvidemos que el ocio y cómo lo disfrutamos tiene mucho que ver con los estados de ánimo con lo que, si lo permite el lector, voy a encarar el resto del año con ciertas dosis de optimismo. Nos emplazaremos a final de año para comprobar si era acertada mi exposición.